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¿Qué es el glaucoma?

Denominamos glaucoma a la enfermedad que provoca un incremento de la presión intraocular, esta presión afecta directamente a las estructuras del nervio óptico, que es el encargado de transmitir aquello que vemos a nuestro cerebro. La consecuencia es un pérdida progresiva de la visión que, de no ser tratada, desemboca en una ceguera irreversible.

 

Causas del glaucoma

Lo primero que hemos de saber es que el ojo es un órgano en el que se produce una circulación constate de líquido -denominado humor acuoso- entre su parte anterior y su parte posterior. En esta circulación el líquido pasa a través de una malla de filtrado que en ocasiones se obstruye dificultando el paso de líquido y provocando un aumento de la presión intraocular (vale la pena apuntar que esta presión intraocular no guarda relación alguna con la presión arterial). Este aumento de presión se traslada directamente hacia la parte posterior de ojo, donde se encuentra el nervio óptico, rompiendo las fibras que lo conforman. Cada una de estas fibras que se rompe es irrecuperable y provoca una disminución de nuestro campo visual.

El principal problema que presenta esta enfermedad es que es asintomática hasta el momento en que empezamos a notar esa pérdida de visión, no produce ningún dolor -a excepción de un tipo muy específico de glaucoma que sí que produce una sensación de pinchazo en el ojo-, es por esto que se le conoce como la ‘ceguera silenciosa’ y es la principal causa de ceguera en el mundo occidental. 

La única manera de poder diagnosticarlo es mediante la realización de controles continuos en el oftalmólogo mediante los que se evalúa si existe un presión intraocular más alta de lo habitual y los posibles daños ocasionados sobre las estructuras del ojo, particularmente sobre el nervio óptico.

¿Cuál es el mejor tratamiento?

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¿Cómo se produce el glaucoma?  

El ojo humano es una esfera rellena de líquido y geles. El líquido intraocular o humor acuoso es similar al suero de la sangre, de forma que es rico en proteína y sustancias alimenticias para los tejidos internos del ojo (cristalino y córnea).  

Este líquido se repone continuamente hacia el interior para aportar sustancias nutritivas y de la misma forma, para mantenerse “limpio”, se filtra hacia el exterior del ojo a través de una malla o esponja (llamada trabéculo) y de ésta a un sistema de canalículos de drenaje,denominados procesos ciliares. Es un sistema similar al de la circulación del agua de una pecera.

Tipos de glaucoma 

Glaucoma crónico o de ángulo abierto

Se produce por una alteración en la malla de filtrado o trabéculo. Sus poros se esclerosan y el paso del líquido se realiza con mayor dificultad, de forma que se necesita más presión para atravesar estos filtros. A este tipo de glaucoma se le llama glaucoma crónico simple y puede aparecer a partir delos 30-40 años.  

Por desgracia el glaucoma crónico no presenta ningún síntoma subjetivo, no provoca dolor, no enrojece el ojo, no provoca legañas ni dolor de cabeza. El único signo evidente es la pérdida de visión, que empieza por la periferia. La única forma de detectar su presencia es a través de revisiones periódicas con su oftalmólogo.

Glaucoma agudo

En algunos ojos existe una disminución del espacio que hay entre la córnea y la base del iris (lugar donde se asiente el trabéculo). Cuando se dilata la pupila (sobre todo por la noche),se engrosa el iris, corriendo el riesgo de tapar con el propio iris el trabéculo. En este caso se produce un incremento brusco de la presión intraocular. Este incremento de presión “aplastaría” todavía más el iris contra la córnea generándose de esta forma un bloqueo total de la filtración y un incremento “brutal” de la presión intraocular.

En estas circunstancias el dolor ocular es tan intenso que popularmente se le denomina “dolor de clavo”. El incremento es tan importante que se producen necrosis y rupturas de los tejidos oculares, cosa que puede conducir a la pérdida irreversible de visión en cuestión de minutos u horas.

Su tratamiento debe ser siempre de carácter urgente.

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Otros

En algunos casos, el glaucoma se debe a un problema concreto, pudiendo manifestarse tal y como lo hace un glaucoma crónico o como un glaucoma agudo. De entre los diferentes tipos de glaucomas secundarios, encontramos los debidos a problemas en la retina como la diabetes o las trombosis venosas, los debidos a cataratas muy evolucionadas o los debidos al uso crónico de medicamentos como la cortisona.

¿Cómo se diagnostica?

El glaucoma crónico es una enfermedad que no produce síntomas hasta fases muy avanzadas, momento en el cual el paciente notará los efectos de la pérdida progresiva de fibras de su nervio óptico en forma de disminución de agudeza visual o de dificultades para realizar su vida doméstica habitual (por reducción de su campo de visión, con el consiguiente riesgo de accidentes, caídas, etc.)

La única forma de diagnosticar el glaucoma en fases iniciales es con las visitas periódicas al oftalmólogo, a través de la medición de la presión ocular, el estudio del nervio óptico y la realización de campimetrías (estudio del campo visual, verdadero mapa de lo que ve el paciente).  

La toma de la presión intraocular se realiza comprobando la resistencia que realiza el ojo cuando lo presionamos; por ello, aquellos ojos cono córneas más gruesas o más delgadas de lo normal pueden falsearnos los resultados, llevándonos a tratar pacientes que en realidad no tienen glaucoma o al contrarios, dejar pacientes con glaucoma sin tratamiento al pensar que su presión es normal. La forma de determinar si esa presión que hemos tomado es real o no, será realizando una paquimetría, prueba con la que determinamos cuál es el grosor de la córnea de ese paciente.  

La tomografía del nervio óptico es una técnica que permite el estudio detallado del nervio óptico del paciente, y cuya información permite adelantarnos a lo que sucederá en un futuro en el campo visual, con lo que podemos variar el tratamiento antes de que el paciente pierda visión.

No hay un nivel de presión“normal” para todos los pacientes, sino que el estudio del nervio y las campimetrías nos harán decidir si la presión que tiene ese ojo es correcta o sigue siendo demasiado alta.

El diagnóstico precoz a través delas pruebas de screening (toma de presión, tomografía del nervio óptico, paquimetría, retinografía y campimetría computerizada) es fundamental puesto que con el control y tratamiento del glaucoma tan sólo podemos detener su progresión, y raras veces recuperar un daño plenamente establecido.

Según el caso y el estado evolutivo del glaucoma, serán precisos controles más o menos frecuentes.

Tratamiento

Existen tres tipos de tratamientos: el tratamiento médico mediante colirios, el tratamiento con láser y diferentes tratamientos quirúrgicos. La finalidad tanto de unos como de otros es reducir la presión intraocular. 

Tratamiento medicamentoso: Las gotas que se recetan para el tratamiento del glaucoma tienen como finalidad o bien reducir la producción de líquidos intraoculares, o bien incrementar la capacidad de la malla de filtrado para que el líquido circule de forma más fluida.

Tratamientos quirúrgicos: Existen múltiples tratamientos quirúrgicos que utilizan diferentes dispositivos físicos que actúan como válvula de filtrado, favoreciendo el flujo de humor acuoso y que, por lo tanto, que reducen sensiblemente la presión intraocular.

La elección de un tipo de tratamiento u otro dependerá delas necesidades de cada paciente y sobre todo del estado en que se encuentre la enfermedad.

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